miércoles, 23 de diciembre de 2009

Una canción en Casablanca

Una de las pelis que veo por lo menos una vez por año es Casablanca. De sólo pensarla obtengo una sensación de lo inconmesurable (aunque sea descriptible, aunque se pueda contar; me refiero, tal vez, a los sentimientos que este film convoca). Todos conocen el argumento: Rick es el dueño de un café y casino instalado en Casablanca, Marruecos, que -aunque bajo el control de Vichy- es comandada por el oficial Renault, un tipo corrupto que permite a los perseguidos hacer mientras él no se dé cuenta (aunque tal vez sí su bolsillo). Hacia allí parten refugiados de toda Europa con la intención de obtener un salvoconducto que los lleve a los Estados Unidos. Tierra de contrabando, de mixtura euroafricana, exotismo y aventura. Rick dice, más o menos, que su única causa es él mismo, pero luego se devela que tuvo alguna participación en la guerra civil española. Un día llegan al Rick's Cafe el activista Victor Lazslo (¡qué nombre!) acompañado de una bella mujer, Ilsa Lund. Pronto el espectador comprende que Ilsa fue (es) el gran amor de Rick. Un flashback (seamos piadosos con la tecnología de entonces) narra su amor en París. Ellos buscan un salvoconducto, los nazis los persiguen, Rick debe decidir si sigue a su corazón y pelea por Ilsa o si los ayuda a abandonarlo, tal vez para siempre: si se arriesga a perder una vez más a esa mujer. Ahhh, el amor, el amor, el amor.
Es una peli para emocionarse todo el tiempo. Una de las partes que más me gusta (y en la que no puedo evitar llorar a mares) es aquella en la que el público del Rick's Cafe le canta la Marsellesa a los nazis. Gran momento de la historia del cine.
Se dice que entre los actores de esa escena había verdaderos refugiados del nazismo. Miren esos rostros, esa emoción, el desafío de batallar contra la opresión también cantando (noten también la mirada de Ingrid Bergman hacia Lazslo: he allí también porque Ilse lo ama).



(ACTUALIZACIÓN: youtube no permite insertar este fragmento, pero les dejo el link para que vean esta gran escena: http://www.youtube.com/watch?v=m8RfxN0X0HA )

La Marsellesa es también nuestro himno. Es un canto de guerra: "Contra nosotros la tiranía eleva su estandarte sangriento... A las armas, ciudadanos, formen los batallones, marchemos, marchemos, que esa sangre impura empape nuestros suelos" (la sangre de los tiranos, ¿no?). Es la canción de nuestra era y de la próxima también. En octubre del '17 los guardias rojos cantaban La Marsellesa, cuenta Trotsky, mientras realizaban las guardias del día después de la toma del palacio de invierno. Es también nuestro himno. Y Casablanca es también nuestra película.

1 comentario:

Julia Garay dijo...

Perdón, la Marsellesa no es mi himno, yo no tengo himnos, es mas los detesto.
CASABLANCA, si es personal, porque el amor es personal, si existe
Moni