martes, 24 de junio de 2008

Freaks


Hablando del asunto, hace poco tiempo volví a ver Freaks, la peli de 1928 de Todd Browning. Es genial. Y única. Ya lo habían advertido sus realizadores en el prólogo del film: "nunca más habrá una película igual a esta", decían, o algo parecido. Tenían razón. Los circos de fenómenos desaparecían, así como algunas malformaciones que encontraron manera de revertirse. La película es el testimonio de un tiempo, realizado con potencia cinematográfica, poesía y cierto pavor. Además de enorme fuerza política, leída desde nuestros días. En la foto, el director junto a algunos de sus protagonistas.
La película narra la vida en un circo de fenómenos: hay lilliputienses, gigantes forzudos, mujeres barbudas, hombres sin extremidades, hermafroditas y muchos otros más -no sé cómo llamar, por ejemplo, a las niñas que posan junto al director, de cabezas ovaladas y puntiagudas-. En el film, los protagonistas se se hacen cargo de su rareza y la exhiben con orgullo. Cuando la bella trapecista se casa por conveniencia con el lilliputiense Fritz, todos festejan e incluso la reciben como a uno de ellos. Cuando el engaño se descubra, la venganza será feroz -y ahí reside su potencia política: la unión de los marginales, la violencia feroz cuando las cosas sobrepasan ciertos límites sobre los desheredados de la tierra-.
El momento clásico por excelencia de Freaks se produce en la escena del festejo de la boda. Ahí los "raros" le dan la bienvenida a la nueva esposa de su par. Es, en cierto modo, escalofriante. En otro, muy feliz. En definitiva, esa combinación es lo que produce la actualidad de la extrañeza de esa película. Abajo, la escena mencionada.

2 comentarios:

Julia Garay dijo...

Es lo mejor es algo asi como la guerra y la paz pero en versión cuasi documental de todxs y cada uno de nosotrxs
Quiero volver a verla me prestas dieguito ????
moni

diego dijo...

Claro que te presto. Pero, ¿¿¿¿qué es eso de andar hablando con "x"?????