viernes, 8 de enero de 2010

Dos películas en este enero.

Los primeros de enero a veces vienen moviditos. Basta recordar La Habana del '59 o Chiapas del '94. Para no remontarnos tan lejos, estos primeros días del año son promisorios, al menos en las carteleras cinematográficas. Ese día se estrenaron Rosetta y Avatar.
Todo el mundo esperaba Avatar. Hace unos meses me había llegado una invitación para ver quince minutos del filme. Pero desistí y decidí esperar. No pude ir a la privada porque estaba en Mendoza (ahhhh, Mendoza -fea ciudad pero ahhhhh, Mendoza-) y luego intenté ir a verla durante varios días. Qué cosa. Cuánta gente queriendo ver la peli y uno no pudiendo verla por culpa de esa gente que llega más temprano a la boletería (en realidad, de tacaño: podría haber sacado entradas por la web, pero ¿para qué gastar guita si tenemos una credencial que nos habilita la entrada al cine gratis en Cinemark?). En fin, después de cuatro días (uno de esos días decidí ir temprano al abasto (¡a las diez y media de la mañana!) pero -auch- exhibían la peli doblada al castellano) y cuarenta minutos de cola pude obtener dos entradas en la tercera fila. No estuvo mal y, aunque me prometí soportar una tortícolis y preví que iba a ser copulado por los personajes en 3D, nada de eso ocurrió y tuve una experiencia muy interesante.
Es cierto que el 3D de la peli es toda una vivencia nueva del cine: uno es un testigo que está allí. La profundidad de la visión brinda novedosas maneras de mirar. Y los personajes digitales están muy bien realizados (aunque sigan careciendo de eso que hace que los actores -más allá de su insoportabilidad cuando están fuera de las pantallas- sean actores). La trama es sencilla y linda: los terrícolas se encuentran en Pandora (una luna a la que se llega después de cinco años de viaje espacial que los turistas espaciales realizan criogenizados), unos quieren estudiar un mundo fascinante (los menos), otros quieren sus riquezas minerales, a toda costa. Éstos tienen el poder. Jake Scully, un exmarine en silla de ruedas, llega al planeta y presta su conciencia a un avatar: un cuerpo Na'vi (que así se llama el pueblo pafícifo y ecologista que habita Pandora) modificado genéticamente para poder ser usado como envase de esa conciencia. Lo envían a hacer contacto con los Na'vi. Los milicos yanquis quieren que se infiltre y les pase info para el desalojo final de sus tierras, los científicos desean que vaya en son de paz. Es todo bastante previsible: conoce una princesa Na'vi, se debate entre su fidelidad a sus orígenes humanos o al amor. Etcétera. Pero lo impresionante es el modo en que está narrado fílmicamente, gracias, claro, a la tecnología. El planeta es lo más, sus criaturas son lo más y la batalla final es lo más de lo más. El 3D garpa y la peli está buena. Pero tampoco exageremos, ¿no? En todo caso, será el film precursor de otros films que usarán esta tecnología usada con mayor temeridad narrativa, tal vez. De todos modos, una experiencia altamente disfrutable.




Por otro lado, se estrenó Rosetta. Un film genial. Absolutamente genial. Y en las antípodas de Avatar: filmado con cámara en mano todo el tiempo, recurriendo sólo a la luz natural, sin música incidental. Una maravilla que, desde su sencillez técnica, lleva a cumbres de emoción y reflexión y felicidad (melancólica felicidad) cinematográfica. Rosetta es una chica de 17 años, ponele, que vive una vida de mierda: acaba de ser despedida de una fábrica porque terminó su contrato basura de tres meses (impresionante primera escena), vive con una madre alcohólica tremenda y su sueño es tener un laburo, vivir con cierta dignidad, ser normal. Pero la vida -su vida, el mundo- son una mierda y ella debe enfrentarse a ese mundo. La vemos todo el tiempo en esa guerra, sentimos su respiración, estamos junto a ella. Rosetta corre. Corre todo el tiempo. Corre desordenadamente -y ordenadamente- pero, correr, ¿no es una manera de apurar ese que sabemos que debe pasar? ¿Una cierta conciencia de la fatalidad y el impulso a atravesarla lo más rápido posible? Pero ella prefigura otro mundo, una vida normal. Ella piensa que su madre debe ir a AA, ella lucha -por todos, todos los medios- para conseguir un trabajo, ella quiere una vida normal.



Una escena conmovedora como pocas. Íntima: estamos con Rosetta. Que es una nena. Que susurra ese diálogo monólogo con ella misma.
Es un film político. No sólo porque retrata a una piba de la clase obrera en un mundo que la descarta, porque el capitalismo es así, sino por los conflictos éticos a los que Rosetta debe enfrentarse y por el modo en que fue filmada. Es una gran película. Una película genial.

Recomiendo este texto sobre la peli: http://lamimesis.blogspot.com/2008/10/9-rosetta-hacia-un-cine-fsico.html. Que nos permite, a quienes ya la vimos, volver a ver una y otra vez esas escenas increíbles que permiten pensar que el cine -esa forma dinámica de capturar la luz que llega y la que no- es, sí, más grande que la vida misma.

El año comienza bien. Esperemos que así continúe.

2 comentarios:

leo dan dijo...

No sé muy bien eso de que Rosetta se encuentra en las antípodas de Avatar. Creo que lo que es muy fuerte en esas dos películas es la potencia física que tienen. A partir de esa primera secuencia que decís de Rosetta uno está adentro y no sale más. Tiene esa capacidad que tiene Avatar para dejarte totalmente inmerso durante todo el metraje. La velocidad que tiene esa película y la identificación que logra con el personaje son tan vertiginosas como cuando jakesully se tira de una casacada o vuela arriba de uno de esos pajarracos. Además las dos son geniales y son, también, dos películas políticas.
Esperemos que siga así el año ¿Ya viste Excursiones?
Abrazo!

leo dan dijo...

No sé muy bien eso de que Rosetta se encuentra en las antípodas de Avatar. Creo que lo que es muy fuerte en esas dos películas es la potencia física que tienen. A partir de esa primera secuencia que decís de Rosetta uno está adentro y no sale más. Tiene esa capacidad que tiene Avatar para dejarte totalmente inmerso durante todo el metraje. La velocidad que tiene esa película y la identificación que logra con el personaje son tan vertiginosas como cuando jakesully se tira de una casacada o vuela arriba de uno de esos pajarracos. Además las dos son geniales y son, también, dos películas políticas.
Esperemos que siga así el año ¿Ya viste Excursiones?
Abrazo!